Al terminar el primer mes del
año, quiero mostrar mi gratitud
a Dios que es la base de mi vida, reconociendo que todo se lo debo a él.
Gracias por el Amor que mostró al dar la vida
de su hijo para salvar a toda la humanidad, esa dádiva infinita del perdón de
nuestros pecados a través de su muerte. Por eso la esperanza de su Segunda
Venida a este mundo ilumina mi vida a cada paso que doy, motivándome a ser
feliz y a compartir este
mensaje.
Jesús nos invita a todos a confiar en él y a seguir sus
enseñanzas que son tan necesarias para transformar nuestra vida, a practicar la obediencia en
su palabra y vivir así esperar que se
cumpla su promesa.
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