domingo, 30 de agosto de 2020

Romanos 4

 


Romanos 4

Rom 4:1 ¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne?
Rom 4:2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios.
Rom 4:3 Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.
Rom 4:4 Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;
Rom 4:5 mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.
Rom 4:6 Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras,
Rom 4:7 diciendo:
Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas,
Y cuyos pecados son cubiertos.
Rom 4:8 Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.
Rom 4:9 ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia.
Rom 4:10 ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión.
Rom 4:11 Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia;
Rom 4:12 y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.
Rom 4:13 Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.
Rom 4:14 Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa.
Rom 4:15 Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
Rom 4:16 Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.
Rom 4:17 (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.
Rom 4:18 El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.
Rom 4:19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara.
Rom 4:20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
Rom 4:21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido;
Rom 4:22 por lo cual también su fe le fue contada por justicia.
Rom 4:23 Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada,
Rom 4:24 sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro,
Rom 4:25 el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.


A los que creemos en aquel que levantó de los muertos

 a Jesucristo nuestro Señor,

entregado por nuestras transgresiones

y resucitado para nuestra justificación.

sábado, 29 de agosto de 2020

Romanos 3

 



Romanos 3

Rom 3:1 ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?
Rom 3:2 Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios.
Rom 3:3 ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios?
Rom 3:4 De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:
Para que seas justificado en tus palabras,
Y venzas cuando fueres juzgado.
Rom 3:5 Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.)
Rom 3:6 En ningua manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?
Rom 3:7 Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?
Rom 3:8 ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirma que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?
Rom 3:9 ¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.
Rom 3:10 Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;
Rom 3:11 No hay quien entienda.
No hay quien busque a Dios.
Rom 3:12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Rom 3:13 Sepulcro abierto es su garganta;
Con su lengua engañan.
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;
Rom 3:14 Su boca está llena de maldición y de amargura.
Rom 3:15 Sus pies se apresuran para derramar sangre;
Rom 3:16 Quebranto y desventura hay en sus caminos;
Rom 3:17 Y no conocieron camino de paz.
Rom 3:18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Rom 3:19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;
Rom 3:20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Rom 3:21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;
Rom 3:22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,
Rom 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
Rom 3:24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
Rom 3:25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
Rom 3:26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
Rom 3:27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.
Rom 3:28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Rom 3:29 ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles.
Rom 3:30 Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión.
Rom 3:31 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.


Por medio de la fe en Jesucristo, es la justicia de Dios,

para todos los que creen en el

siendo justificados por su gracia

mediante Cristo Jesús, nuestro redentor.

viernes, 28 de agosto de 2020

Romanos 2

 


Romanos 2

Rom 2:1 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
Rom 2:2 Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.
Rom 2:3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?
Rom 2:4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
Rom 2:5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
Rom 2:6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:
Rom 2:7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,
Rom 2:8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;
Rom 2:9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,
Rom 2:10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego;
Rom 2:11 porque no hay acepción de personas para con Dios.
Rom 2:12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados;
Rom 2:13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.
Rom 2:14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos,
Rom 2:15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
Rom 2:16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Rom 2:17 He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios,
Rom 2:18 y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor,
Rom 2:19 y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas,
Rom 2:20 instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad.
Rom 2:21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas?
Rom 2:22 Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio?
Rom 2:23 Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?
Rom 2:24 Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.
Rom 2:25 Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión.
Rom 2:26 Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?
Rom 2:27 Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley.
Rom 2:28 Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne;
Rom 2:29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.


Pues sabemos que el juicio de Dios 

es según verdad

vida eterna al que hace lo bueno,

gloria, honra y paz.

En el día en que Dios juzgará por Jesucristo

los secretos de nuestro corazón,

conforme a su evangelio predicado

alabanza obtendremos de nuestro Dios.

miércoles, 26 de agosto de 2020

 


Romanos 1

Rom 1:1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
Rom 1:2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras,
Rom 1:3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne,
Rom 1:4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,
Rom 1:5 y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;
Rom 1:6 entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo;
Rom 1:7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Rom 1:8 Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.
Rom 1:9 Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,
Rom 1:10 rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.
Rom 1:11 Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados;
Rom 1:12 esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.
Rom 1:13 Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles.
Rom 1:14 A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor.
Rom 1:15 Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.
Rom 1:16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
Rom 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Rom 1:18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;
Rom 1:19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.
Rom 1:20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
Rom 1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
Rom 1:22 Profesando ser sabios, se hicieron necios,
Rom 1:23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
Rom 1:24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,
Rom 1:25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
Rom 1:26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,
Rom 1:27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
Rom 1:28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;
Rom 1:29 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;
Rom 1:30 murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,
Rom 1:31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;
Rom 1:32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.


Jesucristo por la resurrección entre los muertos

fue declarado Hijo de Dios con poder,

y por amor de sus Nombre,

recibimos la gracia, para la obediencia a la fe.

El evangelio es poder de salvación,

para todo aquel que cree,

pues el justo por la fe vivirá,

para que la justicia de Dios por fe y para fe se revele.

martes, 25 de agosto de 2020

Hechos 17

 

Hechos 17

El alboroto en Tesalónica

1Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.
2Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos,
3declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.
4Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas.
5Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.
6Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá;
7a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.
8Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas.
9Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.

Pablo y Silas en Berea

10Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
11Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
12Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.
13Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes.
14Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí.
15Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.

Pablo en Atenas

16Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.
17Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían.
18Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección.
19Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?
20Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto.
21(Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)
22Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos;
23porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.
24El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,
25ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
26Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;
27para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.
28Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.
29Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.
30Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
31por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
32Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.
33Y así Pablo salió de en medio de ellos.
34Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.

Busquemos al Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en el
porque en el vivimos, nos movemos y somos
por cuanto ha establecido un día en el cual juzgara al mundo con justicia
por aquel barón a quien designo y levantándole de los muerto dio fe a todos. 

lunes, 24 de agosto de 2020

Hechos 16

 

Hechos 16

Timoteo acompaña a Pablo y a Silas

1Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego;
2y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio.
3Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego.
4Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen.
5Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día.

La visión del varón macedonio

6Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia;
7y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió.
8Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas.
9Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.
10Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.

Encarcelados en Filipos

11Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis;
12y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días.
13Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido.
14Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.
15Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.
16Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.
17Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.
18Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.
19Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades;
20y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad,
21y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos.
22Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas.
23Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad.
24El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.
25Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.
26Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.
27Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido.
28Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.
29El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas;
30y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
31Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
32Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.
33Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos.
34Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.
35Cuando fue de día, los magistrados enviaron alguaciles a decir: Suelta a aquellos hombres.
36Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid, y marchaos en paz.
37Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial, siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos echan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos.
38Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos.
39Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que salieran de la ciudad.
40Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia, y habiendo visto a los hermanos, los consolaron, y se fueron.


Si como ellos tú te preguntas
qué has de hacer para ser salvo,
cree en el Señor Jesús.
Es la respuesta que estás buscando.

sábado, 22 de agosto de 2020

Hechos 15

 


Hechos 15

El concilio en Jerusalén

1Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.
2Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión.
3Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.
4Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.
5Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.
6Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.
7Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen.
8Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santolo mismo que a nosotros;
9y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.
10Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?
11Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.
12Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.
13Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.
14Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.
15Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
16Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar,
17Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,
18Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.
19Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios,
20sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.
21Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.
22Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;
23y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.
24Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley,
25nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,
26hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
27Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo.
28Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:
29que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
30Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta;
31habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación.
32Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.
33Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado.
34Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí.
35Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.

Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje misionero

36Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.
37Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;
38pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.
39Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,
40y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,
41y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.

Dios que conoce los corazones
dio a los gentiles su Espíritu Santo,
pues es sólo por la gracia de Jesús
que todos seremos salvos.

viernes, 21 de agosto de 2020

Hechos 14

 



Hechos 14

Pablo y Bernabé en iconio

1Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos.
2Mas los judíos que no creían excitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos.
3Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios.
4Y la gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles.
5Pero cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos,
6habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina,
7y allí predicaban el evangelio.

Pablo es apedreado en Listra

8Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado.
9Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado,
10dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo.
11Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros.
12Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra.
13Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios.
14Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces
15y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay.
16En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos;
17si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.
18Y diciendo estas cosas, difícilmente lograron impedir que la multitud les ofreciese sacrificio.
19Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.
20Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe.
21Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía,
22confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.
23Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

El regreso a Antioquía de Siria

24Pasando luego por Pisidia, vinieron a Panfilia.
25Y habiendo predicado la palabra en Perge, descendieron a Atalia.
26De allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido.
27Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles.
28Y se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.


Os anunciamos que de todas estas vanidades
os convirtáis al dios vivo,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y todo cuanto Él quiso.